miércoles, 18 de agosto de 2010

Tampoco podrán contigo

http://www.elpais.com/articulo/ultima/Fue/atacaran/algo/elpepiult/20100818elpepiult_1/Tes

Nada más que añadir a la entrevista a Carla Rutilo Artés. Bueno sí, que si conociera mejor la ranciedad española, quizá este acoso y derribo no le extrañaría tanto. Este país se ha pasado la Historia exiliando -con dictadura y sin ella-, a los y las que más valen. Lo hicieron con Picasso, Buñuel, Severo Ochoa...

Tiene razón Artés en eso de que las cosas hubieran sido distintas si quien decidiera investigar los crímenes franquistas hubiera sido un extranjero, en España, como ya he dicho, algunos rechazan lo propio en favor de lo de fuera. Siempre fueron mejores los cohes alemanes, los cafés italianos y las películas americanas, ¿por qué no lo iban a ser también los magistrados?

Desde aquí apoyo el Nobel de la Paz a Garzón, y espero que así, además de conseguir el silencio de muchos, que hablan demasiado, podamos conseguir su vuelta para que siga impartiendo la justicia que hace tanta falta.

viernes, 13 de agosto de 2010

Cierto es que TVE ha evolucionado bastante hasta convertirse, más o menos, en esa televisión de todos que tendría que haber sido desde el principio. Y digo más o menos porque, como siempre, el machismo sigue formando parte de la evolución. Esta crítica no es un derribo de TVE, sino una sugerencia a la mejoría, ya que considero que TVE ha hecho un gran avance, pero todavía queda mucho por hacer. En este caso, hablo del programa La mañana de la 1 y su deplorable sección, Saber bailar. Por supuesto que es muy recomendable el baile para hacer ejercicio desde casa, sobre todo para los que no tengan tiempo para ir al gimnasio, les acose la pereza, o no se lo puedan permitir económicamente. Pero parece que el Saber bailar de TVE está dirigido sólo al sexo femenino...ajá... mi pregunta es si sólo hay mujeres con kilos de más... o si sólo el sexo femenino es el que siente la necesidad de mostrarse en forma. Aunque, el modelito, y sobre todo, los innecesarios tacones (¿desde cuando se hace deporte con ropa ajustada y zancos?) me hacen pensar que el destinatario del baile no es otro que el sexo masculino (¡qué extraño!) y no para que practique el baile, sino para que disfrute de los contoneos de tan buenos cuerpos, casualmente como siempre, femeninos. Si el destinatario de la TVE, pública, PÚBLICA, somos todos, no sé por qué me da la sensación de que aquí se han olvidado de la desinencia -as, y que a pesar de haber eliminado la publicidad (con una tradición machista difícil de desarraigar), sigue olvidando a la mujer como destinataria de sus emisiones...

jueves, 12 de agosto de 2010

¿Por qué contarlo?

Cómo explicar que hoy, no es ni la nostalgia de algunas personas, ni algo personal lo que asoma a mis ojos. Hoy, yo no puedo respirar y no es porque eche de menos a alguien, o me suceda alguna cosa más o menos terrible, en gradación con algunos baremos que diferencian el primer mundo del tercero. Es eso lo que me deprime, lo que me da ganas de gritar y llorar y exijir el vientre de mi madre, y volver a tener cinco años y la imposible decisión del sabor del helado. Y no ser consciente de que diecinueve muertos en Alemania son mucho más importantes que los setenta que mueren, prácticamente cada día, en atentados con coches bomba en Irak. O lo concienciado que está el planeta con la lapidación de Ashtiani en Irán, pero la invisibilidad de la mujer en el primer mundo, cuyo modelo sigue respondiendo a la falocracia con la que se la ha objetivizado desde siempre hasta no sé cuánto más (primer ejemplo, a golpe de vista, en cualquier lugar, la publicidad del ron Santa Teresa). Me molesta hasta puntos de ebullición de la sangre, la diplomacia, en este caso cobardía, con que se le permite a Israel cometer crímenes contra la humanidad y no admitir, como podría hacerlo porque todo se le perdonaría, Obama, que estamos colgados hasta el cuello por su dominación económica del mundo moderno. O que no se sepa que El Corte Inglés no asciende a las mujeres que trabajan en sus centros comerciales porque no nos hombres –debe de ser que es absolutamente imprescindible disponer de un aparato sexual masculino para ejercer el cargo de jefe de planta, porque sino no me lo explico- y ningún medio de comunicación dice nunca nada porque la inversión publicitaria es imprescindible. O que Trinidad Jiménez se pluriemplee cuando hay cuatro millones de parados. O la falta de ideología del bipartidismo en un tira y afloja que se reduce a defender por automática con el color opuesto y sin razonamiento esclarecedor que convenza. Por cosas como ésta, y porque si con veintidós años no creo ya en que yo voy a cambiar el mundo, y porque el verdadero periodismo me lo imaginaba de otra manera, aquí estamos. Porque el periodismo, tal y como yo lo imaginaba, era más humano, más de denuncia, y sobre todo, mucho más feminista. Y hasta que lo sea