viernes, 31 de diciembre de 2010

Me voy a bajar

El año empezó con algunos toques de humor, Merry Crisis y cosas por el estilo. Los bares siguen llenos y salvo los cuatro millones de parados, los otros cuarenta vamos tirando. La crisis sigue siendo algo un poco externo, algo de lo que hablan los medios de comunicación y que los españolitos vamos viendo en los locales que cierran, lo que se cuenta en los bares, los pisos en venta... Hay un terremoto en Haití y aún nos sobra espíritu solidario para mandar ayuda humanitaria. Elecciones parlamentarias en Irak, hay que ser idiota.

Y los meses van pasando, y muchos como yo nos vamos escurriendo entre la gente. Nos dejamos llevar por las conversaciones ajenas, las borracheras, los titulares de los periódicos. Y los gobiernos van cambiando, y los ecos conservadores se van haciendo más fuertes, como el sonido de sus tijeras. Unos cortes por aquí, otros cortes por allá. Y los bares siguen llenos. Al sonido de las tijeras se van uniendo gritos y algunas explosiones, aquí y allá, Atenas, Dublín, París, Londres. Que si Alemania paga, que si Grecia se hunde. Que si hay que recortar el sueldo de los funcionarios.

Ataques terroristas, lluvias en Pakistán, cólera en Haití, disidentes cubanos en España, etarras en Venezuela, suicidios de las bolsas, palestinos muertos de hambre, Obama dice, Merkel contempla, Sarkozy afirma, Zapatero desmiente, Berlusconi predice, Jintao calla. Que, que, que... me voy deslizando, y muchos como yo se deslizan, contemplan, contemplamos con la mirada atónita cómo la parrilla de Telecinco va engullendo cultura deshecha en forma de barbarie, vulgaridad, y mucho grito, mucho implante.

Todos los gritos toman forma, y la crisis empieza a masticarse, recortes sociales, más recortes sociales y sin comerlo ni beberlo, reforma laboral. Los dueños del capitalismo exigen la protección de los mismos gobiernos a los que echan de su sistema, la mano invisible ahoga, los millones de dólares, euros, pesos, yenes caminan rápido de las arcas del Estado a los agujeros de los bancos. Salvamos a los responsables de la crisis, para que ellos nos salven a nosotros, a los inocentes, o que nos sigan ahogando. Rescate, huelga general, paro, pensiones, congelación. Los aviones no despegan, por nubes volcánicas, huelgas o nieve. Y los bares siguen llenos. Y el mundo poco a poco va girando hasta darse del todo la vuelta.

Pero el instinto periodista sobrevive. Wikileaks, las presiones por las descargas, por el juicio de Couso, el islamismo radical, los vertidos de petróleo, la corrupción en todo el mundo y el carisma del futuro rey del mundo, chino. Y Jintao dice, Berlusconi contempla, Zapatero afirma, Sarkozy desmiente, Merkel predice, Obama calla. Pero el mundo no va a explotar, seguirá en su equilibrio capitalista perfecto, los gobiernos meterán mano a la invisible y dejarán hacer a la dictadura de los mercados. Wikileaks, el instinto periodista, la luz de la verdad que ha de llegar a todos los rincones es sólo una noticia más, el descubrimiento, la forma, y no el contenido.

Y he llegado hasta abajo, y muchos conmigo, vomitan, vomitamos. Y buscamos explotar. Acumular la rabia suficiente para exiliarnos en un voluntariado en Nepal, o en la Patagonia argentina. Allí donde no es dinero por dinero, sino compartir por compartir. Me salva, y a muchos conmigo les salva, nos salva, el instinto periodista, la lucha firme contra la mentira eterna, la corrupción y la asquerosidad de planeta que queremos cambiar. Todo por lo que un día empecé a estudiar, empezamos a estudiar, es mentira. Es sucio y gris. Pero yo tengo sólo veintidós años, y voy a cambiar el mundo. Y cuando sepa que es imposible, me retiraré. No es un canto a la esperanza, ni populismo, ni demagogia, es la necesidad de seguir creyendo en mí, y en la fuerza que mueve el mundo desde mis pies españoles hasta la plaza de Tiananmen. En la necesidad de creer en todos, en que la lucha de Saviano no es en balde, ni la de miles de personas que buscan la justicia en su día a día y creen las buenas intenciones de Assange.

Que cierre CNN en España, y que sea maravillosamente sustituido por un canal de basura veinticuatro horas, es sólo una metáfora de la realidad en la que yo, y muchos conmigo, no creen, no creemos. Por eso de ese mundo yo me bajo. Me bajo. No lo quiero, me repugna, me asquea, me da rabia y me da pena. Porque la generación que maneja el mundo no es la nuestra, ni la que queremos. Es la generación cansada, vendida y agnóstica, que llena los bares y habla, habla, habla y habla. Pero yo, desde aquí o desde Nepal, voy a cambiar el mundo, y muchos conmigo. Cambiaremos el mundo. El resto puede seguir danzando al son de la mano invisible, del gran hermano, o de la desigualdad que mastica catástrofes, cadáveres y basura. No me hacen falta, y a muchos conmigo, no les hace falta. No nos hace falta. Porque en 2011 Palestina pasará de puntillas por EEUU, y Europa seguirá en silencio, venderemos armas a Israel y nos colocaremos detrás de una pancarta por el Sáhara Occidental sin condenar a Marruecos, no restableceremos el Ministerio de Igualdad en un país en el que en cinco años han muerto 400 mujeres, más que por terrorismo en toda su historia, pero hablaremos mucho de ETA y de su fin o su rearme.

Manuel Azaña decía que si en España la gente hablara sólo de lo que sabe, se haría un gran silencio.
Esto es lo que yo sé. Y me bajo. ¿Quién se baja conmigo?

viernes, 12 de noviembre de 2010

Contra la pena de muerte

El 11 de Noviembre, en la Universidad Carlos III de Madrid, el grupo universitario organiza un acto contra la pena de muerte en el Patio de Promociones. Se trata de recoger firmas para enviar una carta al embajador de EEUU en nuestro país con el objetivo de que presione especialmente al gobernador de Texas, Rick Perry, para que en su estado se abola la pena de muerte. Desde que ésta se volvió a instaurar en 1977, en Texas se ha ejecutado a 463 personas.

El acto comienza a las 11 de la mañana. Situamos la mesa delante de la Cafetería Central, ponemos a disposición de quien pase las hojas de firmas y distintos panfletos que hablan del no a la pena de muerte y otros derechos defendidos por AI. Nos colocamos los chalecos y empezamos a preguntar a los que pasan por allí –unos más curiosos que otros- si quieren colaborar con su firma contra la pena de muerte. A estas horas de la mañana la acción es más difícil, hace frío y la mayoría de los estudiantes están en clase. O tienen prisa.

A las 13 las cosas se animan. La gente sale de clase, va a tomar algo a la cafetería o a comer, se quedan fumándose un cigarrilo en el patio y ya no parecen tener tanta prisa. Desplegamos sobre el suelo el juego del corredor de la muerte y algunos se animan a participar. Es ahí cuando conseguimos más firmas, y también más excusas, ésas las hay de todo tipo: no tengo tiempo, para qué voy a firmar si en España no hay pena de muerte, o hasta los que piensan que por firmar para AI se les denegará su derecho a entrar en EEUU. Algunos ni siquiera contestan o se ríen, otros dudan, pero muchos, bastantes, se paran, sonríen y dicen: “¿contra la pena de muerte? Claro, ¿dónde hay que firmar?”. Algunos buscan algo más de información, por qué recogéis firmas hoy, contra la pena de muerte en qué país, y dónde puedo conseguir más información.
 
Hasta más de las 15 no dejamos de recibir los apoyos de la gente en forma de firmas, incluso algunos empiezan a inscribirse en la lista de correo para recibir más informaciones sobre las acciones que organicemos en la universidad. Incluso estudiantes erasmus nos preguntan cuándo nos reunimos para acercarse el martes que viene a enterarse un poco más de qué es lo que queremos conseguir con un grupo de AI en la Carlos III. Como a estas horas ya somos menos los voluntarios, algunos se acercan hasta la mesa para recoger panfletos, preguntar más cosas o inscribirse en el grupo.

Un poco antes de las 16 empezamos a recoger el chiringuito. Devolvemos la mesa a su sitio y llevamos el resto de cosas al despacho. Contamos las hojas, hemos conseguido alrededor de 250 firmas y unas quince personas se han inscrito a las listas de correo o nos han dicho que vendrán el próximo martes a la reunión. Y a lo mejor 250 firmas nunca son suficientes, pero al menos son 250 pensamientos que, como dice uno de los panfletos que teníamos sobre la mesa, no han acabado en una papelera.

Y mañana, a las 12h desde Atocha, manifestación por los derechos del pueblo saharaui, basta ya a 35 años de ocupación. ¡Actúa!

viernes, 22 de octubre de 2010

¿Qué hacer ante la violación de derechos humanos en Palestina?

Asisto esta mañana a una conferencia de Amnistía Internacional en la Universidad (Carlos III). Se habla de Israel y los territorios ocupados. De la resolución 181 de la ONU, por la que los seis territorios que conforman el damero fueron repartidos en su día en equilibrio geográfico, pero no demográfico (más o menos a los dos estados les corresponden porciones del territorio similares, pero la población de palestina es mucho mayor). El 15 de mayo de 1948, sirios, egipcios, jordanos y libaneses invaden el estado israelí, pero en 14 días Israel consigue ocupar gran parte del territorio palestino. En diciembre, la ONU dicta la resolución 194 que, entre otras muchas cosas, habla del derecho de los refugiados palestinos a volver a sus hogares (que a partir de esa guerra se encuentran en el estado de Israel, ilegal a ojos del derecho internacional). Vuelven, y a día de hoy tienen pasaporte israelí, pero su condición de árabes los convierte en ciudadanos de segunda.

En 1967 estalla la guerra de los seis días -los motivos, para otro momento, ataque preventivo de Israel a las fuerzas egipcias en la frontera tras su exigencia a la ONU de que retirara sus fuerzas de Sinaí, resumiendo- y es entonces cuando Israel se come la Palestina que quedaba, la península de Sinaí, y los Altos del Golán. Y ahí llega la resolución 242, por la que la ONU exige a Israel que se retire a las fronteras precedentes a la guerra de los seis días. Sus fronteras antes de 1967, no las dictadas en la partición de la resolución 181. Osea que la comunidad internacional ya está legitimando esa primera guerra, llamada de la Independencia por los israelíes. En este punto, los derechos de los palestinos ya están siendo violados abierta y alegremente.

Pero claro, teniendo en cuenta que los israelíes no son tontos, a su paso por los territorios palestinos que van ocupando van creando asentamientos de ciudadanos israelíes y judíos traídos de todo el mundo (Nueva York, Argentina...) que a día de hoy se siguen construyendo. No hay que ser un lince para saber que en un territorio con la densidad de población más alta del mundo (o de las más altas al menos), para construir, hay que destruir primero. Y es entonces cuando empiezan los problemas, y la violación sistemática de los derechos de los palestinos, como si ya formara parte de las costumbres, cultura y folklore de Israel. Las demoliciones. De todo tipo, porque están cerca de un check-point, demasiado cerca de un colegio... o las demoliciones punitivas, que ahora hace tiempo que no se hacen pero sí en los 90, y consisten en lo siguiente: si un palestino cometía un acto terrorista, la responsabilidad penal caía sobre su familia, es decir, la demolición de la vivienda de su familia. En estas destrucciones, por supuesto, no hay re-alojo, ni indemnización. Lo que diríamos comúnmente, a la puta calle. Amnistía Internacional recoge firmas para pedir el fin de estas demoliciones.


Cuando los israelíes deciden retirarse de Gaza, es decir, no tener presencia dentro del territorio, dejan de considerar la franja como territorio ocupado. Ahora bien, como de por medio hay un conflicto, cercan la franja y a partir de ahí controlan los suministros de gas, electricidad o agua potable, entre otros. Probada está la violación de los derechos de todo un pueblo, los crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad.

Y por último, no sólo el control de gaza, sino que a los refugiados palestinos de los que hablaba al principio, aquello a los que el benefactor estado israelí deja volver a su casa, son ciudadanos de segunda. Un millón trescientas mil personas. Esas personas, a pesar de tener como he dicho pasaporte israelí, no pueden adquirir territorios, entre otras. Como proyecto de ley en Israel se plantea que todo ciudadano deba reconocer el carácter judío del estado de Israel. Incluida la poca representación que los refugiados palestinos han conseguido en años de ocupación en el Parlamento.

Digamos que, por ciertas similitudes con una situación como la de Sudáfrica, el conflicto árabe-israelí empieza a parecerse al apartheid. Condenado por las instituciones internacionales. Más la continua violación de los derechos humanos, desde 1948. Normal entonces, que los palestinos estén más que derrotados, que acaben confiándose a Hamás. Y todo ello ante la mirada de una comunidad internacional que condena, dicta una resolución que no se respeta, y vuelta a empezar. La flotilla de la libertad es sólo un ejemplo más de una opinión pública que se escandaliza durante dos días y al tercero devuelve el conflicto al punto anterior. O aún peor.

Entonces, ¿por qué no recurren a la justicia de otros países, ya que Israel no reconoce los derechos de los palestinos? El juez Fernando Andreu Merelles decide en 2009 investigar el asesinato en 2002 por parte de Israel de un miembro de Hamás, Salah Shehadeh, con el lanzamiento de una bomba de una tonelada que lo mató a él, a su mujer, a su hija, a otro miembro de Hamás y diez personas más, en su mayoría niños. Cuando el juez decide abrir proceso, el ex-ministro Moratinos recibe la llamada de Tzipi Livni y Moratinos promulga una ley que prohíbe a la justicia española abrir proceso cuando se haya violado un principio de justicia universal, a no ser que algunos de los implicados, o las implicaciones, sean españoles.

Así las cosas, el derecho internacional queda en evidencia, con él los gobiernos de cualquier país democrático del primer mundo, y la ONU, ante una impunidad sin límites del estado israelí. Impunidad que se constata en sus continuos atentados contra los derechos humanos, y en sus medios de comunicación; el piloto que tiró la bomba de una tonelada en el barrio de Al-Daraj en Gaza, fue entrevistado en Israel y le preguntaron qué había sentido al tirar una bomba tan grande. Sin secretos, ni responsabilidad.

Visto el plan, qué queda. Qué agonía. Un problema sin solución. Enfrentarnos al constante muro -¿el de las lamentaciones, quizá?- de un conflicto que más de sesenta años después está muy lejos de su solución. Y si el derecho internacional fracasa y la comunidad internacional se mantiene impasible ante la violación sistemática de los derechos humanos y deja a hacer a Israel, ¿qué nos queda?

Nos queda el boicot. Las firmas para las acciones urgentes. Nos queda mucho por hablar, muchos foros a los que estas verdades tendrán que llegar. Nos queda concienciación. Lo más inmediato y a corto plazo es el boicot. He aquí una relación de productos israelíes comercializados en España. Más allá de esto, todos los productos cuyo código de barras comienza por las cifras 729, vienen de Israel. Mc Donald´s, Revlon, Timberland, Garnier, Tommy Hilfiger, Calvin Klein, Hugo Boss o L´Oréal apoyan a Israel.

En nuestras manos queda, un poco en las de cada uno... ¡Actuemos!

¡Viva Palestina libre!

Firma la petición para el fin de las demoliciones de viviendas palestinas, si aún no lo has hecho.

Fuentes de información:
Conferencia de Amnistía Internacional en la Universidad Carlos III de Madrid, "Israel y los territorios ocupados", a cargo de Rafael Escudero Alday, profesor de Filosofía del Derecho, y José Sánchez,

portavoz del grupo E-33 de Israel y Territorios Ocupados.

http://www.profesionalespcm.org/_php/MuestraArticulo2.php?id=2690
http://www.islam-shia.org/boycott_israel/emp_isl_esp.htm
http://www.nodo50.org/csca/agenda09/palestina/boycot.html
http://juliensalingue.over-blog.com/article-21049001.html
http://www.eldiplo.com.pe/la-onda-expansiva-de-un-crimen

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El amor romántico

Yo me declaro abiertamente feminista. Lo cual, para los que me conozcan no es ninguna novedad, y para los entendidos en el tema, no es ninguna declaración atrevida ni provocadora. Pero, quiero suponer que alguien que me esté leyendo piensa todavía que las feministas y los feministas somos o bien gays, o bien feas frustradas que llevan camisas anchas de cuadros, estilo leñador. Para ellos, si aún siguen en esta línea, va esta entrada. Porque es a los que aún no son feministas a los que quiero dirigirme, es esa parte de la sociedad la que aún tiene que abrir ciertos espacios de la mente que tienen cerrados, no es culpa suya. A mí me quedan miles por abrir todavía, por suerte.


Recuerdo que en primero de carrera -qué fructífero fue ese año- nuestra profesora de Movimientos Literarios empezó su primera clase preguntándonos cuántos éramos feministas. De casi ochenta alumnos, sólo seis levantaron la mano. Yo no fui nadie de los seis. Claro que me consideraba feminista, pero no tenía mucha idea de lo que significaba, como no la tiene nadie que no haya estudiado aunque sea unas líneas de teoría feminista -o nadie que no nos haya oído hablar.


Resulta que el feminismo es la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer. Los que nos ven como frustrados por un machismo que "ya no existe" -y un huevo- nos consideran luchadores por una supremacía de la mujer sobre el hombre, como una oposición al machismo. Señoritos, eso es hembrismo. No dudo que el término "feminismo" suponga algunos problemas puramente morfológicos, pero la realidad es ésta. Por tanto, y si hemos leído bien, todo hombre y mujer en democracia debería ser inherentemente feminista, porque todos queremos la igualdad, ¿verdad? 


No dudo que todos la queramos, el problema está en identificar las desigualdades. Cuando ya hemos identificado las desigualdades obvias, nos hemos relajado. Todos. Luchamos contra la violencia machista, pero no vemos las mil muestras de machismo que existen a nuestro alrededor cada día. Desde la publicidad, hasta el doble esfuerzo que las mujeres tenemos que hacer en nuestro día a día para demostrar que valemos tanto como cualquiera en nuestra diferencia. Que sabemos conducir y dirigir países, no como un hombre, porque el feminismo no es igualarnos al sexo opuesto, sino como personas, todos y todas, somos iguales, en derechos, y en deberes.


Una vez aclarado esto, voy a la cuestión de fondo.


"En la estela de estos planteamientos, la crítica feminista no tardó en descubrir en el amor romántico una de las estratagemas más sibilinas y eficaces de la cultura patriarcal para doblegar a las mujeres y consolidar relaciones asimétricas. Alimentar ese ensueño distorsionador sirve para que la mujeres asuman como un destino deseable la renuncia personal, la entrega total y apasionada, la sumisión absoluta a su príncipe idealizado. Aunque pudiera pensarse que con sus fogosidades y arrebatos el amor romántico implica y complica por igual a hombres y mujeres, la critica feminista denuncia que más allá de las retóricas dolientes masculinas lo que en realidad se exalta es la propiedad y dominio del varón sobre la mujer, representada insistentemente como un ser incompleto, frágil y necesitado de protección. Basta con realizar una rápida revisión de los contenidos románticos de los cuentos infantiles, las canciones, las revistas, las películas o las series de televisión para constatar cómo vinculan la plenitud de la mujer al anhelo de entrega y sometimiento al amado, al deseo de resultarle siempre atractiva, a la disposición permanente a satisfacer sus deseos. El ideal romántico, además, hace depender el éxito de la relación de que la mujer abrace decididamente este esquema escandalosamente asimétrico, asumiendo los sacrificios y renuncias que hagan falta. El cuidado de la relación aparece así como un deber de las mujeres y la responsabilidad del posible fracaso de la relación siempre es de ellas."

Eduardo Jimeno Fernández Cardedue 


La primera de muchas desigualdades muy asumidas y toleradas en nuestra sociedad, la primera que adoptamos desde que nacemos y nos condiciona sin saberlo, porque nadie detecta su machismo intrínseco, es el amor romántico. Crecemos en igualdad, nos mezclamos en los colegios y tenemos, más o menos, las mismas oportunidades para estudiar y formarnos. Pero desde pequeños, y sin darnos cuenta, somos educados de manera muy diferente. A todos nos enseñan el respeto, la necesidad de trabajar para conseguir el pan de cada día. Pero además, a nosotras nos enseñan a amar. Y más allá, nos enseñan a esperar al caballo blanco y su príncipe azul montado en él para que nos despierte con su beso. Nos enseñan desde pequeñas a que no estemos completas hasta encontrar al amor de nuestras vidas, el hombre de nuestros sueños. Y en eso, a los hombres no se les educa. Por eso, en nuestros sueños siempre aparece la disyuntiva indecente entre el amor y la familia, o el sueño, digamos, profesional.


Las películas, las series, los cuentos infantiles, están llenos de ejemplos. A los hombres se les plantean otras metas, terminar con una guerra, ser agente de la CIA, superhéroe o presidente del gobierno. No es que ésas metas no se nos planteen también a nosotras -siempre en menor medida- sino que a los hombres la tarea de amar se les enseña minoritariamente y con un enfoque que representa sólo una meta más, "salvar a la princesa", no como algo fundamental, sino como uno más de los logros que consagran sus virtudes, la fuerza, el honor, el valor. Nuestra meta, casi única, no es salvar a nadie, sino ser salvadas, como sexo débil, frágil, incompleto. Incapaz de proezas que no tengan que ver exclusivamente con nuestro objetivo último, el amor.


Y aunque nosotros lo aprendamos ahora, siempre habrá un resquicio de machismo que no identificaremos, a mí me sucede aún. Y si no cambiamos toda esa cultura, los niños del mañana seguirán siendo superhéroes, y las niñas, Blancanieves.

martes, 21 de septiembre de 2010

José Antonio Labordeta

En octubre de 2006 empecé a estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual. Teníamos una asignatura que se llamaba Historia de España, y teníamos que hacer un trabajo, a modo de reportaje -nuestro primer reportaje, emoción, emoción- sobre algún tema de la Historia reciente de España, evidentemente. Había que contar con testimonios, así que lo más cercano nos pareció tratar la Universidad en la dictadura, desde la perspectiva de una fábrica antifranquista. Creíamos más que ahora en todo lo revolucionario, en nuestra capacidad de cambiar el mundo y dejar asombrado a cualquiera con nuestro trabajo y la arista desde la que mirábamos la vida, como si nadie lo hubiera hecho antes. Y nos movimos bastante -creo que no he vuelto a moverme así, pasión de raza- entrevistamos desde a nuestros padres, hasta a algún diputado del Congreso -por aquel entonces, nos parecía toda una provocación hablar con alguien del PP sobre la lucha contra la dictadura, qué polarizado estaba el mundo desde mis dieciocho, cuando todo era o blanco o negro.

Yo he nacido en Zaragoza. Y aunque toda mi vida haya vivido en Madrid, me pone los pelos de punta escuchar una jota o atarme el cachirulo al cuello en las fiestas del Pilar. Mis padres vivieron allí hasta que se casaron, y allí continúa toda mi familia, y un cajón inolvidable de recuerdos, que son cada día más dulces, y me hacen cada día más aragonesa, más maña que ayer. Así que vista la materia y la raíz, después de entrevistar a mi padre me insistió en que intentara contactar con Labordeta para entrevistarle. Quién sino me iba a explicar mejor la Universidad en los tiempos de Franco. Y con la energía que sólo da batir lo imposible, conseguí su dirección -mucho más fácil de lo que hubiera creído entonces, aunque me sintiera más periodista que nunca. Y Labordeta me contestó. Pero no me contestó como todos los demás, dándome largas o pasándome a una relación eterna e inútil con sus asistentes, secretarios, adjuntos de secretarios y becarios (/as). Me contestó él. Yo me ofrecía a entrevistarle en las vacaciones de Navidad, porque en fin, la entrevista por correo era desaconsejada, y yo sólo podía en esas fechas -yo me debía de creer la presidenta de Estados Unidos o algo así, con tales exigencias. Y él me escribió para decirme que sintiéndolo mucho, estaba enfermo y no podría atenderme, que me contestaría por correo a las preguntas. Accedí, y él nunca contestó. Insistí, y no hubo más respuestas.

Casi cuatro años después, Labordeta ya no está. Fue el único de todos los entrevistados medianamente accesibles que no nos contestó. Lo olvidé, y hoy he vuelto a recordarle. Me pareció fatal en su momento que no fuera capaz de perder una hora de su tiempo en concederme una entrevista. Hoy me parece increíble que fuera capaz de perder cinco minutos en contestar a una estudiante de primero para justificar la imposibilidad de nuestro encuentro, después de enterarse de su enfermedad.

A la estudiante de primero de carrera, la que escribe hoy, le parecería una extraña. Porque en ningún día de mi vida como hoy he sentido más las ganas de estar en las calles de mi Zaragoza natal, llorándole una jota a este personaje tan ilustre, tan auténtico y tan fiel. Y gran parte de mi fidelidad a mis raíces, se la debo a él. Y desde aquí, la estudiante que va a acabar este año la carrera y no sabe qué hacer con su vida, sí sabe que en la periodista que algún día resulte, su imagen gobernará cuando se trate de jugársela -una y mil veces, que de raza seguimos siendo como él, fieles- por la verdad. Y por las ideas. Y por la libertad.

Que seamos tan Labordetas, y el mundo lo sea, que no haya que llorar tanto cuando uno se va.

lunes, 6 de septiembre de 2010

¿Otro modelo de mujer?



Es fácil apelar a los sentimientos. Un anuncio así puede llevar a equívocos. Qué feminista ¿no? otro modelo de mujer, una muñeca con un vestido para tirarse en la plaza de La Latina, con el pelo oscuro y coleta. Eduquemos así a las niñas. Pero no nos engañemos, el trasfondo lleva implícito como siempre, el mismo machismo de siempre.

Para empezar, el producto. Pavofrío. Producto light para mantener la línea. Con eso quieren alimentar otro modelo de mujer... preocupada por las calorías. ¿Ése no es el modelo de mujer de siempre? ¿El de una sociedad machista, dominada por los hombres, en el que ninguna mujer autosuficiente se identifica? Es genial la idea de pegar el cambiazo a la muñeca, pero si lo que se anuncia es un proyecto feminista con fundamento, o ni siquiera algo tan diferente, podían haber anunciado el mismo pavo, sin que fuera light. Por no comentar que sea ese producto el que le acompañe en el diseño del otro modelo de mujer.

Y bueno, si se quedara en un anuncio, no sería preocupante. Lo que me preocupa es que se cree una moda, con este tipo de anuncio, en la sociedad publicitaria falocrática en la que vivimos. Ya lo ha hecho Danone, con los Activia.



No es un producto light el que me va a llevar a darle el beso al príncipe, o a romper con los moldes de la mujer modelo que marcas y marcas promocionan hasta ahora. Eso es algo que conseguimos con la educación, con la lucha de personas feministas contra la desigualdad, y la discriminación por razones de sexo. Me da miedo que se promocione un modelo falso a medias, en el que nos dejen una pequeña parcela de libertad en la que somos atrevidas, besamos al príncipe y ya no nos vestimos con escotes perfectos y tacones, pero seguimos cuidando nuestra talla 36, porque al hombre de nuestros sueños -que en ésta sociedad, somos para lo único que estamos creadas todavía- no lo vamos a encontrar en una 40. Me provoca temblores. Yo no tomo productos light, y el objetivo de mi vida no es encontrar al hombre de mis sueños. Y si los tomara lo haría por mí. Si el anuncio fuera de hace diez años, sería un paso adelante en la lucha feminista. En el 2010, es un fallo más en un mundo en el que los derechos de la mujer poco importan, y en el intento por la igualdad no hay más que pasos en falso, y disfraces en busca de votos.

Aunque hay una cuestión mucho más profunda en esto del engaño feminista. La Educación. Con mayúsculas. Porque la niña que va al supermercado sigue buscando una muñeca. No un coche, ni un mecano, o un barco pirata. No, una muñeca. No tiene nada de malo. Nada que a las niñas les regalen muñecas y a los niños balones de fútbol, hasta que la muñeca lleva implícta el concepto de princesa esperando a príncipe, de sexo débil en busca de héroe que le salve. Mientras el barco pirata tenga un capitán que salva princesas de sus tristes destinos, más que cambiar la sociedad, caminamos hacia el pasado. Superados los traumas de la mujer que no puede viajar sola o abrir una cuenta en un banco, nos creemos que la igualdad es una realidad, y su Ministerio innecesario. Pero siempre fue más eficaz entretenerse en debates tan nimios como el burka, las operaciones de estética, o lo idóneo o no de una política de discriminación positiva. Decisiones inmediatas para problemas superficiales. Porque para algo tan complejo, profundo, y por tanto, a largo plazo, como clases de teoría feminista en los institutos, hacen falta más de ocho años de legislatura, y no da tiempo a recoger los frutos, quiero decir, los votos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Tampoco podrán contigo

http://www.elpais.com/articulo/ultima/Fue/atacaran/algo/elpepiult/20100818elpepiult_1/Tes

Nada más que añadir a la entrevista a Carla Rutilo Artés. Bueno sí, que si conociera mejor la ranciedad española, quizá este acoso y derribo no le extrañaría tanto. Este país se ha pasado la Historia exiliando -con dictadura y sin ella-, a los y las que más valen. Lo hicieron con Picasso, Buñuel, Severo Ochoa...

Tiene razón Artés en eso de que las cosas hubieran sido distintas si quien decidiera investigar los crímenes franquistas hubiera sido un extranjero, en España, como ya he dicho, algunos rechazan lo propio en favor de lo de fuera. Siempre fueron mejores los cohes alemanes, los cafés italianos y las películas americanas, ¿por qué no lo iban a ser también los magistrados?

Desde aquí apoyo el Nobel de la Paz a Garzón, y espero que así, además de conseguir el silencio de muchos, que hablan demasiado, podamos conseguir su vuelta para que siga impartiendo la justicia que hace tanta falta.

viernes, 13 de agosto de 2010

Cierto es que TVE ha evolucionado bastante hasta convertirse, más o menos, en esa televisión de todos que tendría que haber sido desde el principio. Y digo más o menos porque, como siempre, el machismo sigue formando parte de la evolución. Esta crítica no es un derribo de TVE, sino una sugerencia a la mejoría, ya que considero que TVE ha hecho un gran avance, pero todavía queda mucho por hacer. En este caso, hablo del programa La mañana de la 1 y su deplorable sección, Saber bailar. Por supuesto que es muy recomendable el baile para hacer ejercicio desde casa, sobre todo para los que no tengan tiempo para ir al gimnasio, les acose la pereza, o no se lo puedan permitir económicamente. Pero parece que el Saber bailar de TVE está dirigido sólo al sexo femenino...ajá... mi pregunta es si sólo hay mujeres con kilos de más... o si sólo el sexo femenino es el que siente la necesidad de mostrarse en forma. Aunque, el modelito, y sobre todo, los innecesarios tacones (¿desde cuando se hace deporte con ropa ajustada y zancos?) me hacen pensar que el destinatario del baile no es otro que el sexo masculino (¡qué extraño!) y no para que practique el baile, sino para que disfrute de los contoneos de tan buenos cuerpos, casualmente como siempre, femeninos. Si el destinatario de la TVE, pública, PÚBLICA, somos todos, no sé por qué me da la sensación de que aquí se han olvidado de la desinencia -as, y que a pesar de haber eliminado la publicidad (con una tradición machista difícil de desarraigar), sigue olvidando a la mujer como destinataria de sus emisiones...

jueves, 12 de agosto de 2010

¿Por qué contarlo?

Cómo explicar que hoy, no es ni la nostalgia de algunas personas, ni algo personal lo que asoma a mis ojos. Hoy, yo no puedo respirar y no es porque eche de menos a alguien, o me suceda alguna cosa más o menos terrible, en gradación con algunos baremos que diferencian el primer mundo del tercero. Es eso lo que me deprime, lo que me da ganas de gritar y llorar y exijir el vientre de mi madre, y volver a tener cinco años y la imposible decisión del sabor del helado. Y no ser consciente de que diecinueve muertos en Alemania son mucho más importantes que los setenta que mueren, prácticamente cada día, en atentados con coches bomba en Irak. O lo concienciado que está el planeta con la lapidación de Ashtiani en Irán, pero la invisibilidad de la mujer en el primer mundo, cuyo modelo sigue respondiendo a la falocracia con la que se la ha objetivizado desde siempre hasta no sé cuánto más (primer ejemplo, a golpe de vista, en cualquier lugar, la publicidad del ron Santa Teresa). Me molesta hasta puntos de ebullición de la sangre, la diplomacia, en este caso cobardía, con que se le permite a Israel cometer crímenes contra la humanidad y no admitir, como podría hacerlo porque todo se le perdonaría, Obama, que estamos colgados hasta el cuello por su dominación económica del mundo moderno. O que no se sepa que El Corte Inglés no asciende a las mujeres que trabajan en sus centros comerciales porque no nos hombres –debe de ser que es absolutamente imprescindible disponer de un aparato sexual masculino para ejercer el cargo de jefe de planta, porque sino no me lo explico- y ningún medio de comunicación dice nunca nada porque la inversión publicitaria es imprescindible. O que Trinidad Jiménez se pluriemplee cuando hay cuatro millones de parados. O la falta de ideología del bipartidismo en un tira y afloja que se reduce a defender por automática con el color opuesto y sin razonamiento esclarecedor que convenza. Por cosas como ésta, y porque si con veintidós años no creo ya en que yo voy a cambiar el mundo, y porque el verdadero periodismo me lo imaginaba de otra manera, aquí estamos. Porque el periodismo, tal y como yo lo imaginaba, era más humano, más de denuncia, y sobre todo, mucho más feminista. Y hasta que lo sea